ESTÁS ENAMORADA... ¿Y AHORA?

8.3.19

Kristen Clark

Todavía recuerdo la primera vez que me enamoré. Probablemente tenía 10 años. Sentía mariposas en el estomago cada vez que “él” caminaba por ahí. Ese enamoramiento duró varios meses y luego nuestros horarios cambiaron y ya no lo vi. Decidí cambiar mi “amor” hacia un nuevo candidato.

Luego me enamoré en la adolescencia. Tenía 14 años y caí de cabeza por un muchacho que jugaba muy bien al baloncesto. Ese enamoramiento duró mucho tiempo. De hecho, durante la mayor parte de mis años en el colegio, él fue como mi “amor del momento”. Siempre tuve los ojos en él. Sin embargo, nunca existió nada más (igual con las innumerables horas que me la pasé soñando con él).

LEE EL POST COMPLETO

Luego vino el “amor” de los últimos años del colegio. Al enamorarme de este muchacho ya era un poco más “madura” por supuesto. Al ser personas con más edad nos comunicábamos y podía decirse hasta que había un interés mutuo. Sin embargo eso no llegó a ningún lugar y ambos seguimos nuestras vidas.

Enamorarse. Sí, me he enamorado muchas veces y supongo que tu también. Eso es parte normal de la vida. Dios nos creó como seres sexuales y nos encanta la atracción romántica. Este deseo es el que finalmente nos lleva al matrimonio. ¡Es algo bueno!

Sin embargo, si no aprendemos a manejar nuestros sentimientos de una manera que honre a Cristo, eso puede hacernos mal muy rápido.


Una chica me envió un correo electrónico el otro día y me hizo una pregunta: “Me gusta mucho este muchacho. Estoy enamorada de él... pero ¿que se supone que debo hacer?” ¿Alguna vez te has hecho esa pregunta? ¿Sentiste ese deseo? ¿Ya te preguntaste que deberías hacer después? Querida, ya estuve ahí. Lo entiendo totalmente. Sin embargo, no siempre maneje las cosas muy bien. Si pudiera retroceder en el tiempo y dar un consejo a mi yo más joven ¡seguramente lo haría! Pero como no puedo, quiero darte un consejo de “hermana mayor”. Ya sea que seas una adolescente o que tengas veinti tantos años, esto es para tí.

Estás enamorada de él... ¿y ahora?


¿Cuál es la forma correcta de responder? ¿Qué debes hacer/no hacer? ¿Qué es honrar a Dios y que no? Cuando se trata de enamorarnos, las chicas respondemos de una o dos maneras. Nosotras a veces... 1. Idolatraremos y nos obsesionaremos sobre el muchacho — O — 2. Nos rendiremos y confiaremos en Dios con relación a eso.

Vamos a ver más de fondo como son cada una de esas respuestas.


1. Lo idolatrás y te obsesionas con ese muchacho

Cuando se trata de enamorarse, la reacción más común y típica es obsesionarse (encapricharse) e idolatrar a esa persona por completo. Sabes de lo que estoy hablando. Todas hemos estado allí, mirando sus fotos en las redes sociales a toda hora, te esfuerzas en hacer que ese muchacho te noté, quieres descubrir como obtener su número de celular, asistes a algún lugar solo porque sabes que él estará allí. Piensas constantemente en él y mucho más.

Harás todo lo posible para que eso funcione ¿no?. Por muy natural y divertida que sea esta respuesta, rara vez conduce a buenos lugares. De hecho, puede llevarnos a pecar contra Dios. Cuando nos obsesionamos con un muchacho, o una relación, en realidad lo estamos colocando en el centro de los deseos de nuestro corazón. La bíblia le llama a eso: “idolatría”.

“Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría” (Colosenses 3.5)

“No tengas otros dioses además de mí. No te hagas ningún ídolo, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay abajo en la tierra, ni con lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación” (Éxodo 20.3-5)

Cuando un muchacho se convierte en nuestro ídolo, nos enfocamos más en perseguirlo que en perseguir a Dios.


Nuestra relación con Dios se va al asiento de atrás, nuestra atención se consume con este muchacho. En cierto sentido este enamoramiento se convierte en el nuevo “dios” de nuestro corazones. ¿Y sabes qué? Un dios falso no puede satisfacernos. No para siempre.

El Salmo 16.4 a dice: “Aumentarán los dolores de los que corren tras otros dioses”. Este versículo es una advertencia para nosotras. Obsesionarse e idolatrar quien nos gusta es como correr atrás de otro dios y eso causara tristeza a largo plazo. Seremos infelices y tendremos menos alegría que antes. En lugar de obsesionarnos e idolatrar, hay otra manera de responder, veamos.

2. Entregas y confías en las manos de Dios a ese muchacho

Sí, él te gusta. Él es lindo. Quieres que él te note. PERO, en lugar de perseguirlo, obsesionarte con él e idolatrar, eliges una respuesta que honra a Dios. Llevas tus deseos a Dios en oración y dices: “Dios, ¡realmente él me gusta! Pero voy a confiarte estos sentimientos. Voy a rendirme y entregarte este muchacho y mis deseos hacia él, a ti. Por favor ayúdame a llevar cautivos mis pensamientos en ti y pensar así en cosas puras, santas y enfocarme en los demás (Filipenses 4.8). Ayúdame Señor a honrarte en la forma en que me relaciono con esta persona”.

Wow, ¿Imagina como sería el cambio de vida si manejaras tus sentimientos de esa manera? Cuando elegimos confiar en Dios con relación a nuestros sentimientos y entregar nuestros deseos en sus manos, encontraremos satisfacción verdadera. El salmo 16 tiene una promesa increíble para nosotras cuando hacemos esto. Mira... 

“Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer. Por eso mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas; todo mi ser se llena de confianza” (Salmo 16.8,9)

Cuando colocamos a Cristo en el centro de nuestros corazones, estaremos satisfechas de verdad. ¡Nuestro corazón se alegrará! Ningún muchacho puede hacer eso por nosotras (no importa lo lindo que sea). 

Cuando se trata de enamorarse, tenemos una elección que hacer.


Podemos elegir la primera respuesta (idolatrar y obsesionarse) o elegir la segunda respuesta (entregar y confiar). La forma en la que respondamos, definirá el camino que vamos a tomar. Y como vimos uno conduce al dolor, mientras que otro te conduce a la vida y a la satisfacción verdadera.

Para terminar, quiero desafiarte a leer el Salmo 16 cada mañana por los próximos 7 días. Este Salmo es corto, pero está lleno de verdades para guiar tu corazón. Cuando se trata de sentimientos, este Salmo te ayudará a re-alinear tu corazón con la verdad. Este Salmo te enseñara como confiar más en Dios ¿Aceptas el reto? ¡Espero que sí!

Deja tus comentarios, respondiendo las preguntas de abajo...
  • En relación a sentimientos ¿cómo luchas para confiar en Dios ahora?
  • ¿Qué necesitas cambiar para entregar tus sentimientos a Dios?

________________
Texto original en inglés del blog Girl Defined, traducido y editado con permiso por el equipo del blog Chicas en la Verdad.

También te puede interesar:

0 comentários

Síguenos en Instagram

@chicasenlaverdad