REGLA #1 PARA MANTENER UN CARÁCTER FIRME Y CONSTANTE CADA DÍA

11.6.19

Evelyn Ribeiro

El carácter de una persona que conoce a Cristo no se puede separar de la idea de integridad. Los términos son sinónimos siempre que hablamos de la firmeza moral y ellos interactúan de forma práctica, pues la integridad es una característica esperada de alguien que es bueno a nuestros ojos. Notamos eso sólo cuando vemos las elecciones y acciones de esa persona en el momento en que sus valores se ponen a prueba.

Un ejemplo simple para entender las decisiones de una persona íntegra es saber que ella elige hacer lo que es correcto simplemente porque es correcto; este modo de actuar muestra su carácter. Eso no quiere decir que la persona no peca, pero que sí entiende que la lucha contra el pecado es real, y que en Cristo, ella es libre para hacer lo correcto y no pecar.

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La firmeza de alguien que conoce a Cristo y que busca la excelencia de carácter, solo es posible porque la base es el Señor, la Roca Eterna.


“Sé tú mi roca de refugio adonde pueda yo siempre acudir; da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca, mi fortaleza” (Salmo 71.3)

Él es nuestro mayor ejemplo de estabilidad, permanencia y constancia, esas son expresiones que nos hablan de su inmutabilidad. Como hijas de Dios tenemos un carácter que está siendo moldeado conforme a la imagen de Cristo, o sea, estamos siendo perfeccionadas por Dios para desenvolver esos aspectos en nuestras vidas.

Podemos ver en la Biblia, varios ejemplos de personas que buscaron una vida de integridad en medio de grandes pruebas de carácter. Dos personajes que nos muestran resultados parecidos son José y Daniel.

Los dos conquistaron cargos importantes y tenían mucha afinidad con los gobernantes de sus épocas, ejercieron poder y eran conocidos por muchas personas. La repercusión de sus acciones tenía un gran alcance e impacto en cuestiones de libertad y amenazas contra sus vidas. José fue colocado a prueba cuando la esposa de Potifar, un gobernante egipcio, intentó seducirlo. Estar con esa mujer podría proporcionarle mucho placer y es posible que el marido de ella nunca descubriera la traición. Por otro lado, al repudiar a la esposa de Potifar, una mujer que estaba acostumbrada a obtener lo que quería, José colocó en riesgo su vida. Él entendía todo lo que estaba en juego, principalmente cuando ella le contó a su marido una versión diferente de lo que ocurrió. Aunque fue amenazado por una declaración falsa José no tuvo dudas, tomó su decisión basado en la verdad, tomó una posición definitiva, lo que hizo que fuera a prisión (Lee más de su historia aquí).

Y Daniel pasó por una prueba cuando fue instituida una ley prohibiendo la adoración a aquello que no tenga que ver con el rey. Igual así Daniel oraba y adoraba a Dios todos los días y su pensamiento se mantuvo como sus acciones, no hubo dudas ni cambios. La certeza de servir al único Dios verdadero, a quien debería dar toda su adoración, hizo con que Daniel fuese lanzado en una cueva con leones, su vida fue colocada en peligro (lee más de su historia aquí).

El riesgo era grande y otras opciones existían, mas tanto José como Daniel prefirieron ser íntegros delante del Señor.


José ganó su libertad y pudo salvar a Egipto y a su familia en el periodo de escasez (resultados aquí) Daniel no fue devorado y su historia provocó una revolución religiosa en aquella nación. Las dos vidas fueron preservadas y dieron testimonio de Dios (resultados aquí).  Aunque estos ejemplos sean fuentes de inspiración para la vida cristiana, el mayor ejemplo a ser seguido es el de Cristo.

Solo en Él es posible vencer la inestabilidad de los deseos de nuestro corazón pecaminosos y conseguir así un caminar firme y constante como el carácter de nuestro Señor y Salvador.


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Texto para lectura en portugués.

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