EXISTO, LUEGO PIENSO
17.9.21Júlia França
¿Conoces la historia de la creación del mundo? Dios creó todas las cosas en seis días y finalmente descansó. El sexto día fue el más importante, en él Dios creó al ser humano. Primero, creó a Adán y luego a su esposa Eva. El Señor vio lo que hizo y vió que era muy bueno, diferente al resto de la creación.
Hay algo diferente en este momento, el Dios creador de todas las cosas les habla, y no lo hizo con ninguna otra cosa que creó. Simplemente descansó y continuó el trabajo. Dios hizo a Adán y Eva a Su imagen y semejanza (Génesis 1.26, 27), por lo que les dio la capacidad única de pensar, comunicarse, comprender, actuar y sentir.
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Paul Tripp, en su libro ‘Instrumentos en manos del Redentor’, destaca esto:
“Adán y Eva fueron creados para ser receptores de revelación. Se les dio habilidades de comunicación que ninguna otra criatura ha recibido. Fueron creados con la capacidad de escuchar, comprender y aplicar las palabras de Dios en sus vidas. Esencialmente para fomentar las relaciones humanas. Ellos fueron dados para que pudiéramos conocer y comprender a Dios. El resto de la creación no necesita estas habilidades para vivir para la gloria de Dios” (pág. 69)
Este privilegio (y responsabilidad) no es transferible. Dios quería dárselo por una razón: vivir para Su gloria. Sin embargo, solo podemos hacer esto si nuestros corazones están alineados con el corazón del Señor, y solo sabremos que estamos en el camino correcto a través de nuestro estilo de vida, que reúne nuestra forma habitual de pensar, actuar y sentir.
En las páginas 66 y 67 del libro ‘Deus e minha história de vida’ [Dios y la historia de mi vida], de Maria Cecília Alfano, la autora define estos términos como:
Nosotros pensamos
Continuamente pensamos, evaluamos y respondemos a diferentes situaciones de la vida. Necesitamos aprender a ver cada situación a través de la perspectiva de Dios en lugar de ver a Dios a través del lente de la situación. El objetivo bíblico de nuestros pensamientos es que siempre sean probados bíblicamente y agraden a Dios.
“Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio” (Filipenses 4.8)
Nosotros actuamos
Lo que hacemos y decimos representa nuestras expresiones habituales más obvias. El objetivo bíblico de nuestras palabras y acciones es que agraden a Dios.
“Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él” (Colosenses 3.17)
Nosotros sentimos
Fuimos creados a imagen y semejanza del Dios que experimenta profundo gozo y profunda tristeza, compasión e ira. Tenemos la capacidad de responder emocionalmente. Nuestras respuestas emocionales pueden ser intensas y reales, pero pueden estar teñidas de pecado. Por lo tanto, pueden informarnos (son como una luz intermitente, que indica que algo está pasando y nos influye), pero nunca deben controlarnos. El objetivo bíblico de nuestras emociones es que, como el resto de nuestro estilo de vida, siempre están bajo el control del Espíritu.
“Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa” (Gálatas 5.16)
Los sentimientos, las palabras y las acciones interactúan de formas complejas. En general, lo que pensamos y creemos nos lleva a actuar de determinada manera y a experimentar algunas emociones. Sin embargo, no siempre podemos aislar claramente estos aspectos y definir una secuencia constante para ellos. Dios nos creó maravillosamente y solo Él nos conoce en profundidad. Lo que sí sabemos con certeza es que estas expresiones siempre tienen lugar dentro de un contexto.
¿Y qué contexto es este? ¡El mundo caído!
Dios creó el mundo en total perfección y armonía. Sin embargo, sucedió algo: ¡pecamos! Sí, pecamos con Adán y Eva (Romanos 5.12) y junto con el pecado nos volvimos imperfectos y enemigos de Dios. Dejamos de adorar al Creador para adorar la creación. Nuestras debilidades y deseos naturales dirigen nuestras vidas.
Quiero discutir este tema más a fondo contigo, pero lo dejaré para el próximo artículo la semana que viene.
Hoy quiero que tengas presente esta verdad: Dios te creó a Su imagen y semejanza, por lo tanto, todo lo que sientas, pienses y hagas debe ser para la gloria del Señor.
No siempre tendrás éxito. ¿Pero por qué? Porque pecas. Todos pecamos. Sin embargo, Dios nos dio la solución para resolver esto.
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Texto para lectura en portugués.
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